Superhero

Soy de una generación que se entretenía con cualquier cosa, con un trozo de tiza, pintábamos una pista de tierra para jugar con los coches de miniatura, con piedras hacíamos una portería para jugar a fútbol, a convertir un capazo agujereado en una canasta de baloncesto y utilizábamos el papel de aluminio del bocadillo para elaborar una pelota y jugar con ella. Sin querer, habíamos puesto en marcha nuestro ingenio. Teníamos la necesidad de jugar y divertirnos, y con el ingenio habíamos creado los elementos para divertirnos.

Los juguetes tecnológicos de los que disponíamos en aquella época eran los clásicos coches con un motor que cuando chocaban con un obstáculo volvían atrás y evitaban el obstáculo. Todo un misterio para mí. La pregunta era, ¿qué tiene dentro? ¿Qué lo hace funcionar? Entonces, decidí crear (con 5 años) mi propio departamento de I + D. El primer coche lo abrí a golpes, el coche quedó deshecho, pero vi que había una pieza, con unos cables y esos cables iban al compartimento de las pilas. El segundo coche ya lo abrí con la ayuda de un destornillador.

Fui un privilegiado al poder tener un pequeño ordenador de 8 bits, conectado a un televisor en blanco y negro, con el que de manera autodidacta aprendí a programar en lenguaje BASIC. Recuerdo el primer programa hecho íntegramente por mí, era una simple calculadora, te pedía dos números y te preguntaba la operación que querías hacer entre ellos, tenía 11 años. Después vinieron más programas, pero lo que más recuerdo era el de hacer reproducir una melodía, con sonido rudimentario de 8 bits, pero la melodía sonaba. En esa época estudiaba solfeo, y debo decir, que para un futuro ingeniero técnico de telecomunicación es de gran ayuda estudiar música, ya que empiezas a entender el mundo de la acústica, las ondas y los armónicos. Acababa de poner en práctica todos los componentes de un término desconocido en aquella época: STEAM.

Hace unos años que está implantándose la metodología STEAM, (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas) con la que se pretende estimular estas materias desde la educación infantil hasta la secundaria. Inculcar valores STEAM a la juventud incrementa la capacidad de pensar, saber resolver problemas, de dar una solución a un problema, de saber cómo funcionan las cosas, de desarrollar sus capacidades intelectuales y artísticas.

Dentro del campo STEAM se destacan varias materias, la programación de videojuegos, la robótica educativa, impresión en 3D…

Con la robótica fomentas el aprendizaje de la mecánica, electrónica y electricidad, conceptos científicos que combinan las matemáticas y la física. La impresión 3D aparte de fomentar la creatividad artística fomenta también la concepción espacial y vectorial. La programación de videojuegos potencia la creatividad, ya que para programar un videojuego tienes que inventarte una aventura para que el juego tenga sentido, aparte de crear los decorados y espacios donde se desarrollará.

A día de hoy existe una gran variedad de plataformas y juegos relacionados con la educación STEAM, algunos de los recursos son gratuitos y otros de bajo coste. Pero sobre todo lo que se necesita es imaginación, creatividad e ingenio.

¿Jugamos a ser ingenieros?